Tras comentar en un hilo en twitter dando mi opinión en una polémica desatada acerca de la expresión "galego cerrado", recibí varias decenas de críticas. Ser criticado no es malo, está bien y sirve para aprender, el problema existe cuando además de las críticas recibes ataques personales y directos por parte de decenas de extremistas.
Tratan de humillarte, de señalar con el dedo y sacar de contexto comentarios escritos en mi perfil personal. Bucean en tus redes e investigan para tratar de "cancelarte" o evidenciarte. Hordas de trolls (hasta 19 perfiles he bloqueado) que disparan su odio contra todo lo que no les encaja en su discurso.
Algún crítico con mi opinión me aleccionaba bastante correcto acerca de mi error y en un tercer mensaje atacaba directamente a mi persona. Justo cuando yo estaba escribiendo un mensaje de agradecimiento, ésta persona llega a eliminar su mensaje agresivo tras detectar que mi postura es meramente objetiva y de escepticismo.
Existe un sentimiento de odio y revanchismo a todo lo que sea una pequeña crítica a la idiosincracia particular de nuestro país Galicia que no merece la pena ni entrar a los debates.
Lo curioso de todo este asunto es que las personas más agresivas y críticas, principalmente se relacionaban con los grupos denominados reintegracionistas o seguidores de la figura de Carvallo Calero.
Desde mi postura de hablante de galego, aquí enlazo un artículo que he escrito hablando del precio abusivo de los dominios.gal
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