Recientemente se ha puesto de moda hablar de las privatizaciones debido al asunto de las privatizaciones de la sanidad en Madrid y la posterior construcción de un hospital público para pandemias aún a pesar de existir edificios públicos relacionados con la salud en estado deplorable y sin funcionamiento.
Es evidente que las privatizaciones que se realizan en España cuando no son gestionadas o supervisadas por entes superiores o no son del todo transparentes, se producen dentro de un caldo de cultivo perfecto para el mercantilismo, es decir, aquel amigo del político que recibe un privilegio o se le hace el contrato/pliego a medida para que sea el único que pueda optar a la licitación o privatización.
El caso más claro y práctico de ejemplo de PRIVATIZACIÓN real de un sector fue la privatización del sector de las comunicaciones en el estado español. La unión europea puso un ultimátum a España para privatizar y liberar el sector de las telecomunicaciones mientras España mantenía dos operadoras controladas de forma subrepticia por el monopolio estatal "Telefónica".
A pesar de que la unión europea no pudo gestionar la privatización y liberalización de forma totalmente transparente, si se produjo una caída de los precios de las telecomunicaciones en picado. De pronto todo el país podía tener acceso a una línea de teléfono móvil y los smartphone chinos corrían como la pólvora en las tiendas de las operadoras. Los cibercafé cerraban en masa porque la gente ya podía disponer de internet en casa pagando cifras ridículas por una conexión lentas, pero al fin y al cabo, conexión.
Las operadoras se empezaron a multiplicar a medida que avanzaban las tecnologías e internet permitía enrutar las comunicaciones de forma más eficiente y barata. Grandes cadenas de supermercados ofrecían a sus clientes tarjetas SIM auspiciadas o subarrendando líneas y cobertura de terceros a precios muy competitivos y un nuevo mundo se avistaba gracias al internet móvil y el 3G.
Aún a pesar de esta libre competencia, le mercado de las telecomunicaciones en España no ha crecido parejo a otros países con, en teoría, más transparencia democrática y respeto por la libre empresa. Siendo España un punto de conexión entre África y Europa y el punto más cercano (y por lo tanto más barato) para conectar Europa y el continente americano a través de cables submarinos, no es sino hasta la década del 2010 que se empiezan a instalar estas conexiones de alta velocidad submarinas.
Esto me hace sospechar que el monopolio estatal español llegó a controlar tanta cota de mercado y a amasar tal cantidad de poder que a la competencia se le hizo difícil competir en investigación y desarrollo. No es difícil ver en pleno siglo XXI puertas giratorias en la gran Telefónica y su hermana Movistar, una empresa heredera del caciquisimo más típicamente español y que no fue privatizada de forma real, sino más bien regalada a los amigotes del gobierno.
De forma que este tipo de "mercantilismo" mal llamada privatización, heredada del franquismo, como todas las intervenciones estatales, produce tal retroceso en el avance de la sociedad de la información en la península ibérica que afecta, de forma muy considerable y reseñable, a todos los campos de la vida como la salud, la educación y en definitiva toda la economía.
El nuevo futuro de las telecomunicaciones pasa por innovar y dejar morir a las antiguas operadoras estatales. La actual apuesta por los satélites estacionarios a baja altitud, una idea principalmente adoptada por Starlink (empresa de subsidiaria de SpaceX), es quizás la respuesta natural a la corrupción de los gobiernos y su monopolio del subsuelo, del radioespectro, etc... Actualmente muchos más conglomerados industriales, además de SpaceX. tienen permiso internacional para desplegar sus satélites estacionarios y no depender de los ISP tradicionales que poseen las líneas físicas y cables submarinos pagando comisiones, sobornos y corruptelas políticas.
El asunto de internet y las comunicaciones siempre me ha parecido muy controversial y el hilo conductor, valga la redundancia, de la revolución de la comunicación que hemos vivido en la primera década del 2000 a pesar de la catástrofe de la bubbledotcom.
Después del o aquí expuesto es fácil entender como internet y las telecomunicaciones sirven a los países y los políticos para controlar a la población, de una forma u otra, directa o indirectamente. Una nueva forma de internet es posible, basándose en los principios de cooperación y propiedad privada, que como el capitalismo, hacen que sea una mancha de aceite imparable que extiende prosperidad y libertad a los pueblos de la tierra.
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